El Brandy (apócope de brandewijn; holandés: 'vino quemado') o brandi es un aguardiente obtenido a través de la destilación del vino, casi siempre con un 36–40% (hasta un 60%) de volumen en etanol. Adicional al vino, este alcohol también puede ser hecho de pulpa de uva o de jugo de fruta fermentado. A menos que se diga lo contrario, el brandy está hecho de vino de uva.
El origen del brandy no se tiene muy claro. Brebajes de alcohol concentrados se conocieron en la Grecia y Roma antiguas, y pueden tener una historia aún más antigua, desde la antigua Babilonia. El brandy como se conoce hoy, apareció en el siglo XII y se hizo popular en el siglo XIV.
Inicialmente el vino era destilado como un método de conservación para hacer más fácil su transporte a los comerciantes. La intención era agregar de nuevo el agua separada del brandy en la destilación, poco antes de su consumo. Luego se descubrió que si se almacenaba en barriles de madera, el producto resultante se mejoraba considerablemente comparado con el vino original.
Hay tres principales tipos de brandy. Si se dice brandy simplemente, se entiende que se está hablando de brandy de uva.
El brandy de uva se produce por la destilación del jugo de uva fermentado. Hay cuatro principales subtipos en este grupo:
Botas en el Consejo Regulador del brandy de Jerez.
Se produce de pulpa de uva, semillas y vástagos fermentados que quedan luego que se extrae el jugo. La grappa es un ejemplo de este tipo de brandy.
Se destila de frutas diferentes a la uva. La manzana, la ciruela, el durazno, la cereza, la frambuesa, la mora y el albaricoque son las frutas comúnmente más usadas. El brandy de fruta generalmente es claro y usualmente se bebe frío o con hielo.
Calvados, es un brandy de manzana de Baja Normandía, región francesa. La manzana se convierte en sidra fermentada con levadura y luego una destilación doble.
Kirsch, un brandy hecho de cereza.